martes, 16 de octubre de 2012

Capitulo 1 - Sira (Saga Blood Academy 1)


Diciembre de 2010, Mansión Dainelli (Los Ángeles, CA)

El Rey Cort Dainelli se paseaba de un lado a otro de su despacho esperando la llegada de su visita. Su llamada le había puesto muy nervioso a la vez que le daba un atisbo de esperanza.
En ese momento sonó un leve golpe en la puerta. —Adelante —respondió mientras trataba de serenarse.
Un segundo después, el Comandante de la Policía Vampírica de Los Ángeles, cruzaba el umbral con una sonrisa tensa.

—Siento haberle hecho esperar, su majestad.
El aludido le restó importancia con un gesto y le indicó que se sentara.

—¿De que se trata? ¿Que información tiene sobre mi hija desaparecida?
El Comandante entendió su urgencia, así que sin más preámbulos sacó la nota de uno de sus bolsillos y se la entregó.

El Rey la cogió, intentando que no le temblaran las manos, y comenzó a leerla.

Hemos averiguado que tienen otra sede ubicada en alguna parte del Parque Nacional de Los Ángeles. Eso confirma nuestras sospechas de que no piensan actuar solo aquí.”
Cort Dainelli se dio cuenta de que parecía un fragmento de un Diario antiguo, pero en la nota no mencionaba a su hija en ningún momento. Se lo dijo al Comandante.
—Dele la vuelta a la nota —le pidió este.

Cuando lo hizo, se dio cuenta de que ponía algo más. No pasó por alto que estaba escrito a ordenador.

“PDT: Tengo la sospecha de que la Princesa Sira puede estar en ese lugar. No tomen esto como un mensaje de algún chiflado. Puede que me equivoqué pero hay muchas posibilidades de que ella esté ahí. Merece que al menos lo intenten. Yo ya he cumplido con avisarles, ahora les toca a ustedes. Ojala hagan lo correcto.”
El Rey siguió mirando fijamente la nota durante un momento y después levantó la vista hacía el Comandante.

—Habéis comprobado si hay algún lugar que se ajuste a esas características.

—Hemos registrado vía satélite cada rincón de ese bosque y hemos ubicado un sitio que podría encajar. Salimos en una hora hacía allí, pero quise ponerle al corriente antes de irme.

El Rey asintió.

—Ha hecho bien.

Se aclaró la garganta. Estaba intentando no hacerse ilusiones. Podría ser una falsa alarma como tantas otras. Sabía que luego la decepción sería enorme.
—Cuando sepas algo con seguridad, quiero ser el primero en saberlo — dijo mientras lo acompañaba a la puerta.

El Comandante se inclinó ante él, despidiéndose.

—Por supuesto, majestad.

*****
Sira comenzó a pasear por la pequeña habitación en la que vivía desde que podía recordar. Se le habían dormido las malditas piernas por estar demasiado tiempo en la misma posición y necesitaba que la sangre volviera a circular por ellas.
Se acerco a la pared y la golpeó con el puño. No le importaron las raspaduras en los nudillos, estaba muy irritable ese día. En realidad casi siempre lo estaba. Supuso que era comprensible teniendo en cuenta que hacía más de dos semanas que no se alimentaba.
Unas lágrimas de frustración se deslizaron por sus mejillas mientras intentaba no pensar en el hambre que tenía.
—¡Malditos! —exclamó mientras volvía a golpear la pared —¡Y yo soy estúpida por dejar que me siga afectando! —añadió un momento después, censurándose por su debilidad. Debería estar acostumbrada a ese tipo de cosas. No era la primera vez que la dejaban un largo periodo de tiempo sin alimentar.
Se pego a la puerta e intentó escuchar. Llevaba un rato oyendo ruidos extraños y eso la ponía nerviosa.
Ellos solo iban un par de veces al mes a comprobar que no hubiese muerto. El resto del tiempo estaba sola en ese lugar, por lo que los únicos sonidos que escuchaba eran de los animales o los suyos propios.

Se tensó al escuchar pasos cerca de la puerta y se giró, caminando hasta el rincón más oscuro del cuartucho, agazapándose dispuesta a atacar.

Sabía que no iba a conseguir nada. No era la primera vez que los atacaba, ya lo había hecho antes sin éxito alguno, pero maldita fuera si iba a quedarse sentada esperando. Rindiéndose.
Frunció el ceño al escuchar como alguien golpeaba la puerta intentando abrirla. Le extrañó que intentaran entrar a la fuerza. Sus captores tenían la llave, no necesitaban derribar la puerta para entrar.
Cada vez más segura de que no se trataba de ningún de ellos, se preparó para atacar a quien estuviera intentando entrar.
Cuando la puerta se abrió, Sira embistió contra la figura que se hallaba en el umbral, haciendo que trastabillara y cayera al suelo mientras lo golpeaba sin cesar, lanzando sus puños contra él. Mientras lo hacía escuchó a otros entrar. Un momento después sintió un par de manos apartándola de su victima.
Sira miró a su alrededor como un animal al que hubiesen acorralado. Al menos una docena de Vancors, la rodeaban con expresiones que ella no supo descifrar.
Para su sorpresa, ninguno la sacudió ni la trató mal, simplemente la apartaron del Vancor caído y la sostuvieron por los brazos para evitar que volviera a atacar de nuevo.
Uno de ellos encendió una linterna que hizo que pudiera ver sus caras, incluida la del Vancor al que había golpeado, que se levantaba en esos momentos mientras la observaba con una expresión de estupefacción que casi resultaba cómica.
—¡Santa mierda! —exclamó uno de ellos.

—¡Tenemos que avisar al Comandante!
Sira se revolvió intentando soltarse. No quería admitirlo pero estaba asustada.

—¿Quienes sois?

—No se preocupe Princesa Sira, la vamos a sacar de aquí.
Esas palabras la hicieron palidecer mientras su mente retrocedía a sus primeros recuerdos. Estos comenzaban el día que despertó en aquel pequeño cuarto, completamente aturdida y sucia. Cuando tuvo la edad suficiente para entenderlo, supuso que había perdido la memoria a causa del shock que debía haber sufrido. Durante todos esos años, había intentado por todos los medios recordar su vida anterior, pero no había conseguido sacar nada en claro. Lo único que recordaba, eran los extraños sueños que solía tener en los que era la princesa de la raza Vampírica. También soñaba con unos jóvenes y vivaces ojos azules. No sabía a quien pertenecían, solo que cuando los recordaba se sentía mejor, reconfortada.
De todos modos no se fiaba mucho. Si algo había aprendido en la vida era que, la mayoría de las veces, las apariencias engañan.
Dejó sus pensamientos atrás cuando notó como el Vancor la llevaba suavemente a la salida.
Comenzó a forcejear de nuevo. Lo que más deseaba en el mundo era poder escapar de esa prisión, pero no sabía adonde la llevaban y no quería arriesgarse a caer en peores manos. Al menos allí sabía a que atenerse.

Siguió resistiéndose a su agarre mientras gruñía, arañaba y pateaba intentando liberarse. Sabía que estaba demasiado débil a causa de la falta de alimentación, pero aún así no dejaría de pelear por su vida. Era lo que llevaba haciendo desde que tenía uso de razón.

2 comentarios:

  1. Hola guapa!, vengo a resolverte tu duda.

    Un video de presentación, es el video que te hacen los familiares o amigos, mientras presentas tu libro en una presentación, que normalmente es en una sala, auditorio o lugares así. Esto claro está, es para aquellas autoras que han publicado un libro físico, aunque haya sido autopublicado (no hace falta que sea por una editorial)

    Muchas de las presentaciones que he oído hablar (aún no fui a ninguna), la han hecho en Fnac, en el mismo establecimiento.

    Bueno guapa, espero haber aclarado tu duda.

    Saludos y bs!

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  2. ¡Hola Lea! No había descubierto esta historia tan interesante. No me la perderé, me gusta. Voy por el capi 2 un beso grande, Lou

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